Hoy
en día las mujeres normalmente intentan convertirse en esposas perfectas para
agradar a su pareja. Si creen que han fracasado en esto, se sienten frustradas
y se someten más a los deseos y peticiones del hombre.
La
situación de la mujer en la sociedad ha cambiado pero no en todos los aspectos
y en todas las regiones del mundo.
En
los años cuarenta y cincuenta, durante la dictadura de Franco, se vivía en una
sociedad machista, la mujer era considerada como la que incitaba al pecado y
había un dominio del hombre sobre la mujer en los temas referentes a las
concepciones sociales y científicas, ya que existía una supuesta inferioridad
mental en ésta. La Falange hizo hincapié
en la posición de las mujeres creando un manual de la esposa perfecta en 1953,
el cual se entregaba en España a todas las mujeres que hacían Servicio Social
en la sección femenina, algo que ahora es considerado como machista en aquella
época eran normas que las mujeres tenían que cumplir. Las reglas iban desde las
tareas de la casa hasta las relaciones sexuales.
La
Sección Femenina estaba dominada por Pilar Primo de Rivera, hermana del
fundador de la falange José Antonio Primo de Rivera. Estas mujeres hicieron
muchas labores, crearon campamentos de alimentación para niños y cuando se las
empezó a conocer, en 1937, se les entregó el Servicio Social de la Mujer, que
por aquellos tiempos ya era obligatorio, por lo que eran las encargadas de la
formación femenina.
La
acción que realizaba la Sección Femenina durante el Franquismo era la de enseñar
a las jóvenes a ser buenas patriotas, buenas cristianas y buenas esposas,
subordinándose totalmente a los hombres. Se esperaba de las mujeres su sumisión
y docilidad cuya función principal era la maternidad. Así se encontraron las mujeres
tras la Guerra, teniéndose que adaptar a ser mujer y madre y dedicarse
exclusivamente al cuidado de éstos bajo la moral católica del franquismo.
Después
de la Segunda República las mujeres ya habían conseguido el derecho al voto y
su ocupación en lugares públicos, pero el régimen franquista las condujo de
nuevo a sus hogares y a considerarlas únicamente como procreadoras, como
consecuencia de las muertes causadas. Su función era mantener el orden
tradicional del hogar, cuidar al hombre, protegerlo y satisfacerlo, pero no
extralimitarse.
La
guía de la esposa perfecta trataba todos los temas, recogía los valores
tradicionales católicos que se asentaron en 1939 tras la Guerra Civil y
desarrollados desde sus inicios.
- Ten
preparada una comida deliciosa para cuando el llegue del trabajo.
Especialmente, su plato favorito. Ofrécete a quitarle los zapatos. Habla en
tono bajo, relajado y placentero. Prepárate: retoca tu maquillaje, coloca una
cinta en tu cabello. Hazte un poco más interesante para él. Su duro día de
trabajo quizás necesite de un poco de ánimo, y uno de tus deberes es
proporcionárselo. Durante los días más fríos deberías preparar y encender un
fuego en la chimenea para que él se relaje frente a él. Después de todo,
preocuparse por su comodidad te proporcionará una satisfacción personal
inmensa.
- Minimiza cualquier ruido. En el momento de su llegada, elimina zumbidos de
lavadora o aspirador. Salúdale con cálida sonrisa y demuéstrale tu deseo por
complacerlo. Escúchalo, déjale hablar primero; recuerda que sus temas de
conversación son más importantes que los tuyos. Nunca te quejes si llega tarde,
o si sale a cenar o a otros lugares de diversión sin ti. Intenta, en cambio,
comprender su mundo de tensión y estrés, y sus necesidades reales. Haz que se
sienta a gusto, que repose en un sillón cómodo, o que se acueste en la
recámara. Ten preparada una bebida fría o caliente para él. No le pidas
explicaciones acerca de sus acciones o cuestiones, su juicio o integridad.
Recuerda que es el amo de la casa.
- Anima a tu marido a poner en práctica sus aficiones e intereses y sírvele de
apoyo sin ser excesivamente insistente. Si tú tienes alguna afición, intenta no
aburrirle hablándole de ésta, ya que los intereses de las mujeres son triviales
comparados con los de los hombres. Al final de la tarde, limpia la casa para
que esté limpia de nuevo en la mañana. Prevé las necesidades que tendrá a la
hora del almuerzo. El almuerzo es vital para tu marido si debe enfrentarse al
mundo exterior con talante positivo.
- Una vez que ambos os retiréis a la habitación, prepárate para la cama lo
antes posible, teniendo en cuenta que, aunque la higiene femenina es de máxima
importancia, tu marido no quiere esperar para ir al baño. Recuerda que debes
tener un aspecto inmejorable a la hora de ir a la cama... si debes
aplicarte crema facial o rulos para el cabello, espera hasta que él esté
dormido, ya que eso podría resultar chocante para un hombre a última hora de la
noche. En cuanto respecto a la posibilidad de relaciones íntimas con tu marido,
es importante recordar tus obligaciones matrimoniales: si él siente la
necesidad de dormir, que sea así, no lo presiones o estimules en la intimidad.
Si tu marido sugiere la unión, entonces accede humildemente, teniendo siempre
en cuenta que su satisfacción es más importante que la de una mujer. Cuando
alcance el momento culminante, un pequeño gemido por tu parte es suficiente
para indicar cualquiera goce que pudieses experimentar. Si tu marido te pidiera
prácticas sexuales inusuales, sé obediente y no te quejes. Es probable que tu
marido caiga entonces en un sueño profundo, así que acomódate la ropa,
refréscate y aplícate crema facial para la noche y tus productos para el cabello.
Puedes entonces ajustar el despertador para levantarte un poco antes que él por
la mañana. Esto te permitirá tener lista una taza de té para cuando despierte.
Para mejorar la guía, entre 1953 y 1954, se optó por resumirla en un libro compuesto por once normas con imágenes para las mujeres españolas. Se repartían para que éstas fueran las esposas perfectas, estaban resumidas de la siguiente manera:
1. Ten lista la cena: planea con tiempo una deliciosa cena para su llegada. Esta es una forma de dejarle saber que has estado pensando en él y que te preocupan sus necesidades. La mayoría de los hombres están hambrientos cuando llegan a casa.
¡Luce hermosa!: descansa cinco minutos antes de su llegada para que te encuentre fresca y reluciente. Retoca tu maquillaje, ponte un listón en el cabello y luce lo mejor posible para él. Recuerda que ha tenido un día duro y solo ha tratado con compañeros de trabajo.
2.
3.
Se dulce e interesante: una de tus obligaciones es
distraerlo. Su aburrido día de trabajo quizás necesite mejorar. Tú debes hacer
todo lo posible por hacerlo.
4.
Arregla tu casa: debe lucir impecable. Haz una última
ronda por las principales áreas de la casa, justo antes de que tu marido
llegue. Levanta libros de escuela, juguetes, etc. y limpia con plumero las
mesas.
5.
Hazlo sentir en el paraíso: después de todo, cuidar de su
comodidad te brindará una enorme satisfacción personal. Durante los meses más
fríos del año, prepara la chimenea antes de su llegada. Tu marido sentirá que
ha llegado a un paraíso de descanso y orden, esto te levantará el ánimo a ti
también.
6.
Prepara a los niños: tomate unos minutos para arreglar a
los niños. Cepíllales el cabello, lava sus manos y cámbiales la ropa en caso de
ser necesario. Son sus pequeños tesoros y él los querrá ver relucientes.
7.
Miniminiza el ruido: a la hora de su llegada apaga la
lavadora, secadora y aspiradora e intenta que los niños estén callados. Piensa
en todo el ruido que ha tenido que soportar durante su pesado día de oficina.
8.
Procura verte feliz: Regálale una gran sonrisa y muestra
sinceridad en tu deseo de complacerlo. Tu felicidad es su recompensa por su
esfuerzo diario.
9.
Escúchalo: déjalo hablar antes, recuerda que
sus temas son más importantes que los tuyos. Puede que tengas una docena de
cosas importantes que decirle, pero a su llegada no es el mejor momento para
hablarlas.
1. Ponte en sus zapatos: no te quejes si llega tarde o si va a divertirse sin ti o si no llega en
toda la noche. Trata de entender su mundo de presión y compromisos, y su
verdadera necesidad de estar relajado en casa.
1. ¡No te quejes!:
No lo satures con problemas insignificantes. Cualquier problema tuyo, es un
pequeño detalle con lo que él tuvo que pasar.
¡Extra! Hazlo sentir a sus anchas: déjale que se acomode en un sillón o se recueste en la habitación. Ten una bebida caliente lista para él. Arregla su almohada y ofrece quitarle sus zapatos. Habla con voz suave y placentera.
Una buena esposa siempre sabe cuál es su lugar.
Las enseñanzas del hogar
fueron obligatorias para todos los centros de primera y segunda enseñanza por
orden del ministerio el 16 de octubre de 1941. Estas enseñanzas provocarían una
mejor disposición de la mujer hacia el hombre, buscando un hogar adecuado y de
utilidad, asegurando la permanencia de la mujer en la casa y evitando el
trabajo asalariado de la mujer. La mujer tenía razón de existir, solo para
cumplir con sus funciones reproductivas, como mantenedora de la familia y, como
consecuencia, reproductora del sistema.
·
El
sexo se practicaría con fines reproductivos, cualquier goce sexual se
consideraba indecente. Las mujeres negaban su cuerpo y veían el disfrute del
sexo como un pecado.
·
Severidad
con las mujeres, las solteras deberían ser castas y las casadas fieles. Con los
hombres la Iglesia era tolerante y la mujer tenía que ser tolerante con sus deseos
sexuales, pues eran conductas normales en ellos. Se decía que el hombre cuantos
más amores, más varonil.
·
Las
mujeres eran las causantes de los pecados por sus vestimentas e insinuaciones,
por ello la Iglesia impuso una serie de normas de cómo vestir (no se podía ir
con falda más corta que por debajo de la rodilla, con la cabeza tapada en la Iglesia
y los brazos no podían estar desnudos..), de cómo bañarse en la playa, del comportamiento
social de la mujer (la mujer debía ir al cine con carabina…), de lecturas que
no podían realizar (ninguna de índole sexual, solo relacionadas con la buena
esposa y madre), los desnudos desaparecieron del arte, etc. Todo esto fue
apoyado y defendido por el régimen.
La mujer en el franquismo fue apartada de la sociedad, privándola de todos los
logros conseguidos en la etapa republicana.
En el ámbito civil, la mujer casada perdía su nacionalidad
propia, su marido tenía autoridad de representación sobre ella y si no
estuviese casada la tendría el padre o, en su defecto, el hermano. No podía acceder
a los puestos de Estado y estaba aceptada la prostitución, pero prohibidos los
métodos anticonceptivos y el aborto.
En el ámbito familiar, estaba prohibido el matrimonio civil,
el adulterio era considerado delito solo para la mujer y se derogó la ley del
divorcio. El hombre tenía la patria potestad de la mujer y ésta no podía irse
de casa antes de los veinticinco si no era para casarse.
En el ámbito educativo, las escuelas estaban separadas y
existían asignaturas domésticas y religiosas para las mujeres.
En el ámbito laboral, se le impidió el acceso a muchos
puestos de trabajo ya que debía ser buena ama de casa y cuidar de su marido y
sus hijos. La educación de las mujeres españolas estaba creada para mitigar
cualquier pensamiento de rebeldía o emancipación.
Después de tres corrientes feministas, estas ideas quedaron
finalmente en el olvido. La primera oleada consistía en la igualdad entre
hombres y mujeres de la capacidad de obrar, del derecho de propiedad y en el
matrimonio. La segunda oleada trató los temas de la desigualdad no oficial, los
lugares de trabajo, la sexualidad, la familia y los derechos de la mujer en la
reproducción. Finalmente, en la tercera oleada las mujeres se centraron en la
“micropolítica”, discrepando sobre lo que es bueno y malo para ellas de lo
tratado en la segunda oleada.